30 de marzo de 2010

"Algo hicimos mal" , para pensar o reaccionar!!!

El siguiente discurso del Dr. Oscar Arias (Premio Nobel y Presidente de Costa Rica (1986-1990 y 2006-2010) fue dirigido a los Presidentes Latinoamericanos en la III Sesión Plenaria de la Cumbre de las Américas de 2.009.

"Algo hicimos mal"


Tengo la impresión de que cada vez que los países caribeños y latinoamericanos se reúnen con el Presidente de los Estados Unidos de América, es para pedirle cosas o para reclamarle cosas. Casi siempre, es para culpar a Estados Unidos de nuestros males pasados, presentes y futuros. No creo que eso sea del todo justo.


No podemos olvidar que América Latina tuvo universidades antes de que Estados Unidos creara Harvard y William & Mary, que son las primeras universidades de ese país. No podemos olvidar que en este continente, como en el mundo entero, por lo menos hasta 1750 todos los americanos eran más o menos iguales, todos eran pobres.


Cuando aparece la Revolución Industrial en Inglaterra, otros países se montan en ese vagón: Alemania, Francia, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda… y la Revolución Industrial pasó por América Latina como un cometa, y no nos dimos cuenta. Ciertamente perdimos la oportunidad.


También hay una diferencia muy grande. Leyendo la historia de América Latina, comparada con la historia de Estados Unidos, uno comprende que Latinoamérica no tuvo un John Winthrop español, ni portugués, que viniera con la Biblia en su mano dispuesto a construir “una Ciudad sobre una Colina”, una ciudad que brillara, como fue la pretensión de los peregrinos que llegaron a Estados Unidos.


Hace 50 años, México era más rico que Portugal. En 1950, un país como Brasil tenía un ingreso per capita más elevado que el de Corea del Sur. Hace 60 años, Honduras tenía más riqueza per capita que Singapur, y hoy Singapur -en cuestión de 35 ó 40 años- es un país con $40 mil de ingreso por habitante. Bueno, algo hicimos mal los latinoamericanos.


¿Qué hicimos mal? No puedo enumerar todas las cosas que hemos hecho mal. Para comenzar tenemos una escolaridad de 7 años. Ésa es la escolaridad promedio de América Latina y no es el caso de ningún país asiático. Ciertamente no es el caso de los países de Norteamérica, con la mejor educación del mundo, similar a la de los europeos. De cada 10 estudiantes que ingresan a la secundaria en América Latina, en algunos países solo uno termina esa secundaria. Hay países que tienen una mortalidad infantil de 50 individuos por cada mil, cuando el promedio en los países asiáticos más avanzados es de 8, 9 ó 10.


Nosotros tenemos países donde la carga tributaria es del 12% del Producto Interno Bruto, y no es responsabilidad de nadie, excepto la nuestra, que no le cobremos dinero a la gente rica de nuestro país. Nadie tiene la culpa de eso excepto nosotros mismos.


En 1950, cada ciudadano norteamericano era cuatro veces más rico que un ciudadano latinoamericano. Hoy en día, un ciudadano norteamericano es 10, 15 ó 20 veces más rico que un latinoamericano. Eso no es culpa de Estados Unidos, es culpa nuestra.


Esta mañana me referí a un hecho que para mí es grotesco y que lo único que demuestra, es que el sistema de valores del siglo XX, y que parece es el que estamos iniciando también en el siglo XXI, es un sistema de valores equivocado. Porque no puede ser que el mundo rico dedique 100 mil millones de dólares para aliviar la pobreza del 80% de la población del mundo -en un planeta que tiene 2.500 millones de seres humanos con un ingreso de $2 por día- y que gaste 13 veces más (1.3 trillones de dólares) en armas y soldados.


Como lo dije esta mañana, no puede ser que América Latina se gaste $50 mil millones en armas y soldados. Yo me pregunto, ¿quién es el enemigo nuestro? El enemigo nuestro, Presidente Correa, de esa desigualdad que usted apunta con mucha razón, es la falta de educación; es el analfabetismo; es que no gastamos en la salud de nuestro pueblo; que no creamos la infraestructura necesaria, los caminos, las carreteras, los puertos, los aeropuertos; que no estamos dedicando los recursos a detener la degradación del medio ambiente; es la desigualdad que tenemos, que realmente nos avergüenza; es producto, entre muchas cosas, por supuesto, de que no estamos educando a nuestros hijos y a nuestras hijas.


Uno va a una universidad latinoamericana y todavía parece que estamos en los sesentas, setentas u ochentas. Parece que se nos olvidó que el 9 de noviembre de 1989 pasó algo muy importante, al caer el Muro de Berlín, y el mundo cambió. Tenemos que aceptar que éste es un mundo distinto, y en eso francamente pienso que todos los académicos, que toda la gente de pensamiento, que todos los economistas, que todos los historiadores, casi que coinciden en que el siglo XXI es el siglo de los asiáticos, no de los latinoamericanos.

Y yo, lamentablemente, coincido con ellos. Porque mientras nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías, seguimos discutiendo sobre todos los “ismos” (¿cuál es el mejor? capitalismo, socialismo, comunismo, liberalismo, neoliberalismo, socialcristianismo...) los asiáticos encontraron un “ismo” muy realista para el siglo XXI y el final del siglo XX, que es el pragmatismo. Para solo citar un ejemplo, recordemos que cuando Deng Xiaoping visitó Singapur y Corea del Sur, después de haberse dado cuenta de que sus propios vecinos se estaban enriqueciendo de una manera muy acelerada, regresó a Beijng y dijo a los viejos camaradas maoístas de la larga marcha: “bueno, la verdad, queridos camaradas, es que mí no me importa si el gato es blanco o negro, lo único que me interesa es que case ratones”.

Y si hubiera estado vivo Mao, se hubiera muerto de nuevo cuando dijo que “la verdad es que enriquecerse es glorioso”. Y mientras los chinos hacen esto, y desde el 79 a hoy crecen a un 11%, 12% o 13%, y han sacado a 300 millones de habitantes de la pobreza, nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías que tuvimos que haber enterrado hace mucho tiempo atrás.


La buena noticia es que esto lo logró Deng Xioping cuando tenía 74 años. Viendo alrededor, no veo a nadie que esté cerca de los 74 años. Por eso solo les pido que no esperemos a cumplirlos para hacer los cambios que tenemos que hacer.

Muchas gracias.


fuente: http://www.casapres.go.cr/index.php?option=com_k2&view=item&id=53:algo-hicimos-mal&Itemid=11

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